domingo, 11 de septiembre de 2016

Singladura num. 6 Recalada en Tilos

En Akyalar a las 07.30 HRB el viento era escasamente de 2 nudos, estando la mar como un plato. Después del aseo personal mañanero, hemos preparado la mesa de la bañera para el desayuno, el típico desayuno del Roc Blanc II. Tras él, una vez recogidos, fregados y secados las tazas, vasos, cubertería y vajilla empleados, además de la plancha para tostar el pan y la cafetera exprés, hemos estibado todo ello de forma que pudiésemos zarpar sin miedo a posibles pantocazos o fuertes escoras, que lanzasen todos estos cacharros a lo largo y ancho de la cámara.



A las 08.30 HRB hemos levado ancla, saliendo inmediatamente de esta cala turca. Media hora después, con una brisa suave - de fuerza 3 subiendo a 4 - hemos izado génova, quitando motor, para navegar así, de forma bastante tranquila, hasta Ak Fouka. Este cabo lo hemos doblado a las 09.35 HRB, y mantenida la vela hasta que veinte minutos después el viento ha caído. Poco después parecía que entraba de nuevo el viento, pero estando a sotavento de Kos aquel no ha durado mucho. En los canales entre islas, o entre isla y tierra firme, sucede que los vientos se intensifican por el efecto Venturi, pero no siempre se mantienen, en contra de los deseos de los navegantes.



A las 11.05 HRB hemos doblado Cabo Krio - o Deveboynu Burnu, en su denominación turca -, y quince minutos después entrábamos por la bocana del puerto de Knidos, en la punta W de la Península de Datca. Esta península es territorio turco por lo que tampoco aquí podíamos bajar a tierra para visitar las importantes excavaciones arqueológicas de esta antigua ciudad helenística. Desde nuestra posición en la rada estas amplias ruinas se ven perfectamente.



Este puerto, el septentrional, es uno de los dos puertos de que disponía la ciudad, uno a cada lado del istmo que une las dos partes de Knidos, y es el mas protegido de ambos. Los dos son puertos naturales situados en la ruta entre el Mediterráneo oriental, el Oriente Medio, y el Estrecho de Dardanelos. Esta era una ruta vital para el comercio y de ahí la importancia de este puerto situado en una zona de fuertes vientos. Era por tanto un refugio seguro para los barcos que navegaban por dicha ruta.



Esta ciudad tuvo dos teatros, uno grande abajo, cerca del mar, y otro menor en el alto de la ladera. Esto indica que fue una gran ciudad, sin duda por su posición estratégica. Hay dos esculturas famosas relacionadas con Knidos, el León que esta conservado en el Museo Británico de Londres, y la bellísima estatua de Afrodita de Praxíteles. Ésta fue comprada por la ciudad de Knidos, tras ser rechazada por Kos dada su desnudez, y gran erotismo. El original desapareció con motivo de un incendio en Constantinopla pero es una de las obras mas copiadas en la época clásica. En el Museo del Prado de Madrid se conserva una copia romana de la cabeza de Afrodita.





El fondeo que habíamos escogido inicialmente - en (36º 41´,0 N, 027º 22´,5 E) - lo hemos tenido que cambiar un par de veces, desplazándonos unos metros hacia el N, ya que al bornear debido a la brisa nos acercábamos a un velero turco fondeado en las cercanías.



A las 12.40 HRB se ha acercado nadando el patrón de ese mismo barco para advertirnos que al bucear había visto que nuestro ancla no estaba agarrada al fondo, razón por la que garreábamos lentamente. Hemos metido motor de nuevo, buscando un nuevo fondeo algo mas alejado y asegurándonos de que el hierro había quedado bien agarrado.

Hasta la hora de la comida hemos estado bañándonos en estas transparentes y frescas aguas. A las 15.30 HRB, tras la comida y una vez limpiados y estibados todos los cacharros utilizados para ella, hemos levado ancla y zarpado rumbo S, rumbo Tilos. Media hora después cambiábamos la bandera de cortesía turca por la griega al entrar de nuevo en aguas griegas.

Eran las 17.45 HRB cuando amarrábamos en Tilos, en el único punto de atraque que quedaba libre en el muelle situado junto al paseo marítimo de la ciudad.



En esta isla ya estuvimos el pasado año, por lo que ya conocíamos la ciudad y su entorno. Lo primero que hemos hecho a sido pasear por esta agradable población. viendo sus bonitos edificios. Durante ese paseo hemos ido al super que está frente a la Taverna Michalis, para avituallarnos. Y hemos aprovechado para reservar, en esa taberna, una mesa para cenar a las 20.30 h.



El año pasado observé, para mi sorpresa, que en esta isla no hay gaviotas, ocupando su espacio unos córvidos. En concreto las aves que viven en Tilos son las cornejas cenicienta - es decir, las Corvus corone cornix -.

En la terraza de la Taverna Michalis en la que hemos cenado, todas las mesas están protegidas ante posibles caídas de hojas, o frutos, de los árboles ahí plantados o arrastrados por el viento, mediante unas mallas.



La cena de hoy ha sido deliciosa, pero copiosa. Hemos compartido diversos entrantes para después tomar cada uno medio pargo a la parrilla. En concreto, hemos tomado ensalada verde de rúcula y cebolla, mousaka, meatballs, berenjenas con tomate y croquetas de queso, antes de pasar al plato principal. La bebida ha sido la habitual de vino blanco fresquito, y agua. Para finalizar hemos tomado "el postre de la abuela" de esta taberna, delicioso, y consistente en un bizcocho borracho de sirope de uva. La cocina de esta taberna es muy buena, preparando el pescado en su punto, sin quemarlo. Esto es lo contrario de lo que, en general, sucede en Grecia, donde siempre hay que avisar para que en cocina no lo pasen de punto. 

Tras esa gran cena, Jaime, Angel y Mª Antonia han ido a dar una vuelta para "bajar la cena". Han subido por la cuesta de la ladera próxima desde la que se ve el puerto. Yo me he quedado en la zona de copas, para hacer un par de llamadas a Madrid. Después nos hemos encontrado los cuatro en la terraza Petroni, donde hemos tomado unos gin-tonics, disfrutando de la suave temperatura nocturna.

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