viernes, 23 de septiembre de 2016

Singladura num. 14 Arribamos a Heraklion

A primera hora ha llegado el camión cisterna que habíamos llamado para que viniera pronto. En esta marina de Agios Nikolaos, a pesar de ser grande, no existe una estación de servicio fija, como tampoco hay en la mayoría de los puertos griegos. Por ello, el suministro de combustible es bajo demanda, teniendo que indicar, en el momento de llamar a este servicio, la cantidad de carburante que se van a repostar, ya que el camión cisterna no lleva mas litros que los que se le encargan.



Normalmente el camión cisterna va solo al muelle de espera del puerto, pero al estar nosotros abarloados en el muelle exterior, en el que existe paso para vehículos, ha venido justo hasta donde estábamos.

Tras hacer gasoil, hemos llenado el tercer tanque de agua. Después ha llegado la furgoneta de la lavandería con la ropa limpia y planchada. Y tras devolverle al marinero el conector para el cable de luz y cerrar la llave de paso del agua, hemos soltado amarras.

El rumbo de hoy era primero N, hacia Ak Agios Ióannis - es decir, Cabo San Juan -, para después virar al W y arrumbar Heraklion.


Al salir de Agios Nikolaos el viento era suave, y solo teníamos marejadilla, eso sí de proa. Al doblar el Cabo, el viento ha arreciado, subiendo a fuerza 6, de componente NW, y con marejada.

El oleaje entraba con fuerza por la amura de estribor, y el barco ha dado frecuentes pantocazos. Así ha sido el resto de la singladura, con alguno momento en el que el viento bajaba a fuerza 5, pero la mar se mantenía constante.



A las 15.25 HRB entrábamos por la bocana del gran puerto de Heraklion, dirigiéndonos a la nueva marina que hay al fondo de dicho puerto.

La marina estaba llena, y no hemos visto ningún punto de amarre libre en ella. Por eso, hemos intentado abarloarnos en la T de un pantalán flotante, a pesar del fuerte viento. Ese pantalán estaba a muy baja altura, y sus bordes metálicos daban contra nuestro casco. Por eso intentamos y conseguimos, con gran esfuerzo a base de brazos, meter hasta siete defensas entra la T y nuestro casco. Nada mas terminar de proteger el casco, apareció un hombre gritando, "con cajas destempladas", que nos llevásemos el barco de ese lugar, ya que era peligroso tenerlo ahí amarrado.

Solamente vimos un posible hueco en una de las dársenas del puerto exterior, en la que atracan los remolcadores y prácticos, ademas de unos pocos veleros grandes. Primero tiramos el ancla en el medio de la dársena, y dando máquina atrás nos aproximamos al muelle. Allí no había nadie para echarnos una mano con las amarras a excepción de una mujer, norteamericana, de unos 60 años, que con gran pericia y bastante fuerza - dada la fuerza del viento -, hizo rápidamente firmes las amarras en dos norays.




Esta mujer patronea el velero Faustina, con pabellón USA, que ha quedado a nuestro babor. Por otro lado, el muelle queda bastante alto respecto a nuestra cubierta, lo que conlleva que la pasarela tenga una gran pendiente. Para entrar y salir del barco hay que hacer, por eso, ciertos equilibrios.



Después hemos descansado un rato a bordo. Este puerto, y la misma ciudad, están a pocos kilómetros del aeropuerto. Creta es un destino turístico muy importante, con gran afluencia de turistas. Por ello, continuamente están aterrizando y despegando aviones, que pasan a baja altura por encima de nuestras cabezas. Ya veremos como afecta esto a nuestro sueño nocturno.

Cuando el Sol ya había bajado hemos salido a pasear por la ciudad.



Como mañana queremos ir temprano a Knosos, ese gran yacimiento arqueológico, nos hemos estado informando sobre las alternativas de transporte que tenemos a primera hora.



A la hora de cenar, hemos escogido una taberna frente al puerto. Sin embargo, esta elección de hoy no ha sido exitosa, pues la cocina solo es de regular calidad. Después de cenar nos hemos retirado pronto al barco, y enseguida a los camarotes, a descansar.

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