sábado, 10 de septiembre de 2016

Singladura num. 5 Fondeamos en Turquia

Esta noche ha sido muy tranquila, descansando todos bien. Por un lado, en esta cala apenas entra viento del Norte y, por otro, el hecho de estar amarrados a una boya da tranquilidad. Éstas además de estar bien ancladas está a suficiente distancia unas de otras, de forma que el posible borneo de los barcos a ellas amarrados, no causa ningún peligro. A nuestro babor ha estado fondeada una gran motora, pero al tener una línea a tierra, con lo que tampoco se ha movido esta noche. Palionisou es una cala rodeada de altas montañas, en cuyas laderas pasta ganado bovino, ovejas y cabras, a las que se oye mientras se desplazan por dichas laderas.


Al levantarnos, a las 07.25 HRB, hemos izado la zodiac tras quitar el fueraborda y colocarlo en su posición en el púlpito de popa. Tras ello, y tanto antes como después del desayuno, nos hemos dado varios baños en estas cristalinas aguas, duchándonos después con agua dulce para quitarnos el salitre del cuerpo.



A las 10.05 HRB hemos largado amarras, saliendo de la cala y navegando muy cerca de los acantilados de esta costa. Al poco hemos entrado en Ormos Pezonda, una cala al S de Palionisou, para verla mas de cerca ya que no la conocíamos. Constituye un buen fondeadero salvo con vientos y mar del N. Esta isla, Kalimnos, ha sido considerada la isla de las esponjas, pues en ella estaba muy extendida la captura de estos políferos, los cuales eran de gran calidad. Esta fuente de negocio para esta isla desapareció con las esponjas artificiales, aparte de que la siniestralidad en la captura de esponjas naturales ya había supuesto una reducción de su importancia. Hoy en día las esponjas que se venden en Grecia al turismo son importadas de otros países.



A las 11.20 HRB entrábamos en Vathi, una preciosa cala unas millas mas al SE. Su entrada esta rodeada de altos acantilados, con fondos cuya profundidad aumenta de forma rápida al alejarse de las rocas, por lo que hay que fondear pegados a éstas. Como hoy hemos llegado pronto, hemos podido entrar hasta el final de la cala, lo que no conseguimos hace un año. Es una cala en la que hay un pequeño puerto con varias tabernas, una playa y el núcleo de población. 



Y es una cala tan agradable que diariamente vienen muchos barcos a fondear en ella, aparte de numerosos turistas en coche desde Pothia, la cercana capital de la isla. Hemos permanecido unos 20 min. en ella, antes de abandonarla en busca de un fondeadero mas tranquilo para pasar el resto de la mañana, y después comer.

Al doblar Ak Katssouni, la punta S de esta cala, nos hemos encontrado de nuevo con el viento fuerza 6 con el que habíamos bajado desde Palionisou. Poco después entrábamos en Ormos Akti, dejando por estribor las piscifactorías, con las correspondientes almadrabas y plantas de procesamiento de pescado, todo ello situado en su vertiente del N. Estas explotaciones "ganaderas" - realmente este negocio, y el trabajo que realizan, es mas propio de ganaderos, que de pescadores - suministran pescado a las zonas turísticas de estas islas, sobre todo de Kos, isla que recibe a miles de turistas cada temporada.



A las 12.00 HRB tirábamos el ancla en Akti, cerca de la playa, con fondo a 8 metros. Las aguas son tan cristalinas que se ven perfectamente el fondo de arena.



La playa es de guijarros, de pequeñas y redondas piedras, lo que hace muy incómodo el paseo por ella, así como la entrada y salida del agua. Quizás esta sea la razón por la que esta playa es bastante solitaria. Este inconveniente para los bañistas que usan esta playa, es por sin embargo una ventaja para los barcos que fondean en su proximidad, ya que no hay bañistas nadando mas o menos lejos de la orilla, y a los que hay que prestar especial cuidado al navegar por esta parte de la cala


Aqui nos hemos estado bañando hasta la hora de la comida, nadando hasta las rocas y la misma playa. Después de la comida hemos tenido una larga y entretenida sobremesa. A las 16.20 HRB hemos levado ancla, con la intención de llegar pronto a Kos, de forma que pudiésemos conseguir un buen punto de amarre en su pequeño puerto. La idea era visitar la ciudad y algunos emplazamientos arqueológicos, ya que ni Ángel ni Mª Antonia los conocían. Y pensábamos que ella como médico podía tener interés en visitar la cuna de Hipócrates, y el supuesto árbol bajo el que éste enseñaba a sus discípulos.

Al salir a mar abierta nos hemos encontrado de nuevo con el viento fuerza 6. Éste nos ha permitido izar mayor y génova a tope, navegando a una buena velocidad, unos 9 nudos. Esta ha sido una de esas placenteras navegadas que se disfrutan en un velero: son momentos en los que solo se oye el ruido del viento y de la roda cortando la mar. Y ello acompañado de esa agradable escora, propia de un monocasco, que lleva la regala hasta ras del agua.



A las 17.10 HRB doblábamos Ak Vassilike, la punta NE de Psérimos, isla que dejábamos por estribor. En esta isla existe una solitaria ermita en la cúspide de un montículo, tal como acostumbra a verse en las pequeñas islas griegas. Los templos siempre se han construido en lugares estratégicos, con buena visibilidad desde la lejanía.

Después, al navegar por el Canal de Kos y acercarnos a esta isla. hemos dado un amplio resguardo a la extensa zona de aguas someras existentes en torno a Ak Ammóglossa, al N del puerto de la capital Kos. Una vez librada esa zona hemos arriado velas, metido motor y arrumbado la bocana. Al entrar en la rada interior del puerto vimos un hueco entre dos grandes barcos, y a pie del castillo, en el que atracar. Pero un hombre, que estaba en el muelle, junto a ese espacio libre, nos ha hecho saber por gestos que no podíamos atracar allí, por no estar disponible ese amarre.



Por tanto, no nos quedaba mas remedio que dirigirnos a la nueva marina, situada una milla al SE. Al enfilar su bocana me he puesto en contacto por radio - canal 77 de VHF - con el marinero de guardia, quien inmediatamente nos ha hecho saber que la marina estaba completa y no podíamos entrar en ella. Estando parados unos minutos, cerca del muelle de espera, fuera de la bocana, pensando en las posibles opciones que teníamos, nos ha llamado de nuevo ese mismo marinero, quien con malos modos nos ha repetido "que no podíamos entrar en la marina". Acostumbrado al trato, al buen trato, que en España dan los clubes náuticos y las marinas a los barcos que se acercan a ellos en demanda de punto de amarre, me sorprende que algunos griegos no hayan aprendido a tratar adecuadamente, o sea bien, a sus navegantes-clientes, sobre todo en días de temporal. Los puertos constituyen siempre un refugio, y en caso de mala mar e intenso viento, han de admitir a cualquier barco que se aproxime a ellos, amarrándolo en cualquier hueco, o incluso abarloándolo a otras embarcaciones. Nuestra respuesta fue, naturalmente, que ya nos habíamos enterado de ello, y que procederíamos consecuentemente. Primero hemos continuado por la costa NE de la isla, acercándonos a Ak Fouka, pensando que al doblar ese cabo, el viento amainaría, y la mar bajaría bastante. Sin embargo, no habíamos avanzado ni una milla en esa dirección cuando Jaime, viendo que al S de Fouka no había calas seguras, decidió virar, arrumbando la costa turca, la cual distaba escasas cinco millas de nuestra posición.



Para cruzar el canal hemos izado solamente el génova, con el que hemos navegado de forma rápida y cómoda dado el viento existente. A las 19.45 HRB tirábamos el ancla en Akyalar, cala con buen resguardo frente a vientos y mar del N. Éstos también entran en ella, pero lo hacen suavemente, con excepción de las rachas, aunque en estos casos de forma llevadera.



Al no haber hecho el despacho de entrada en Turquía, no podíamos bajar a tierra, quedándonos el resto de la tarde descansando tranquilamente a bordo. La singladura de hoy ha sido de 34 millas, con fuertes viento y mar, muy agradable.

Después de la cena - consistente en ensalada con toque especial de Ángel, huevos fritos con patatas y sobrasada, y fruta - en la sobremesa hemos hablado de lo divino y lo profano. La conversación ha sido muy, muy agradable dado el magnífico sentido de humor de la tripulación.

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