martes, 6 de septiembre de 2016

Singladura num. 2 Regreso a Partheni

Siempre solemos madrugar, para aprovechar mejor el día, y así ha sido hoy. A las 05.45 HRB estábamos Jaime y yo de pie, charlando poco después en cubierta. Él ha detectado la pasada noche que la bomba del inodoro eléctrico de proa no funciona correctamente. Y es una de las cosas que debía haberse revisado este invierno por los operarios de Agmar. Esto lo que implica es que debemos navegar de nuevo a esa marina seca, y lo antes posible, para reparar ese inodoro. Anoche nos dejamos la capota sin poner, y esta es esencial con mar de proa, como la que hoy íbamos a tener. Es la protección frente a los rociones de agua que saltan sobre la bañera, empapando al timonel y a los restantes tripulantes en cubierta. Por ello, a las 06.00 HRB iniciábamos su montaje, estando listos para zarpar casi una hora después. Antes de cambiar el rumbo hacia el norte de Leros debíamos doblar Cabo Lakki, donde nos esperaba un fuerte viento y algo de mar. A esa hora el viento ya era fuerza 6, y teníamos marejadilla.


A las 08.30 HRB llegábamos frente al espigón sur de la piscina del travel-lift, y tuvimos que esperar a que un velero italiano, que estaba abarloado a él, nos dejara libre el sitio, ya que nosotros lo necesitábamos para la reparación.

Thomas ya estaba avisado, por lo que vino rápidamente, y tras desmontar la bomba del inodoro vió que era la junta lo que estaba mal. Al no tener esa pieza en stock, en su almacén, ha habido que pedirla a Atenas, y confiamos en que llegue a Leros en el primer vuelo de la mañana. Como no habíamos desayuno antes, y teníamos todo el día para terminar los distintos preparativos todavía pendientes, a las 09.30 HRB hemos tomado el desayuno típico del Roc Blanc II: zumo de naranja, café con leche, pan tostado con aceite y tomate, con fiambre y queso, y/o mantequilla y mermelada. Después hemos procedido a montar el auxiliar, la zodiac, y subirla a su posición en cubierta.



A las 11.00 HRB el viento ha caído hasta fuerza 3. En la recepción de esta marina seca trabaja una joven a la que le he comentado que parece que este año la gente en Grecia está mas calmada. Su respuesta, en un tono algo entristecido, ha sido que los griegos "estan empezando a aprender a conformarse". Y que la situación general en el pais cada día es peor. Está claro que la realidad es la que es, y que no hay mas alternativa en esta vida que asumirla, afrontando lo que ello conlleve.



A lo largo de la mañana nos han traído a Partheni el coche alquilado que habíamos dejado aparcado en Lakki. Con él nos hemos ido a comer a la vecina ensenada de Ormos Plakoudhi, donde ya estuvimos fondeados el año pasado. Hemos comido en una taberna, en la que ya había estado Jaime en otra ocasión. Es una taberna de una danesa casada con un griego, la cual cuida mucho su cocina. Su terraza es muy agradable, con mucha sombra, y se está francamente bien en ella. Comimos una deliciosa fritura de pequeñas gambas - con un rebozado riquísimo - y cordero asado en salsa de limón, acompañado de patatas fritas. El postre consistió en la típica sandía griega, y después tomamos café expresso. Para beber, dado el calor existente, cerveza Mythos muy fría, en esas botellas de 50 cl, que son un formato habitual en Grecia.



A nuestro regreso al barco, el viento había arreciado de nuevo, subiendo hasta fuerza 7. Esto nos ha llevado a replantearnos la posible derrota a seguir en la próxima semana, una vez zarpado de Leros, ya que el Meltemi va a seguir siendo intenso esos días. A pesar de que inicialmente pensábamos navegar por islas del centro del Egeo, no parece que esto tenga mucho sentido a la vista de la experiencia del año pasado. Nuestra intención era recalar en Levitha - donde comimos un delicioso cabrito asado en salsa de limón - y después en Kínaros, isla cercana a la anterior, y en la que no pudimos fondear hace doce meses debido al Meltemi, y no tener esa isla calas que constituyan un buen refugio. Las siguientes recaladas estaban planificadas en Astipalaia y en Sárina, una pequeña isla esta última desconocida para nosotros. La alternativa que hemos visto consistía en navegar hacia el sur, siempre por aguas griegas, entre las islas del Dodecaneso y la costa turca. Finalmente nos hemos decantado por esta opción por ser la mas razonable.



El resto de la tarde la hemos dedicado a leer. Jaime me ha dejado un libro, "Cuaderno de Islas" de Juan Rigo. Este libro recoge una serie de artículos publicados, hace un par de años, en el Diario de Mallorca por este navegante mallorquín, que vive medio año en Paris y el otro medio en las islas griegas del Jónico. Es un libro que refleja muy bien como son esas bonitas islas y sus gentes.


Para compensar la copiosa comida del medio día, hoy hemos cenado a bordo, y a base de fruta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario